Aunque por su nombre se pudiera pensar que provenían de Galicia, Portonovo eran un sexteto de Madrid formado por Reyes (voces), Pablo (guitarras), Carlos (programaciones, voces y melódica), Iñaki (teclados), Luis (guitarras) y Dani (bajo), que ya encandiló a propios y a extraños en 2002 con su preciosa maqueta titulada "Alto, bajo, frágil...". Una 'demo' que sorprendía, además, por la efectividad a la hora de transmitir emociones, en contraste con la sencillez de los medios empleados para llevarla a cabo.

Un año más tarde ficharían por Jabalina, para inmediatamente después, iniciar la grabación de su primer disco, "No es bueno mirar al sol". Un CD-EP que, en la línea de lo mostrado en su única maqueta, dejaba bien a las claras la personalidad y el estilo de un grupo de música pop tocado por la melancolía y la sensibilidad. Señas de identidad que, lejos de reiterarse en sus nuevas composiciones, fueron desarrollando conforme han ampliado su repertorio, y no sólo en lo que a canciones se refiere, también en el despliegue de los recursos puestos a su alcance y en la intensidad a la hora de llevarlas a cabo. Fruto de esta evolución fue único álbum de su carrera, "En aquellos tiempos siempre era fiesta" (Jabalina 2004), con el que Portonovo crecen en todos los sentidos sin perder las señas de identidad que les caracterizaban, basadas en una notable línea melódica, que la impronta literaria de Carlos con sus letras tan especiales y la preciosa voz de Reyes se encargaban de acentuar. La producción a cargo de Guille Mostaza (Ellos) potenció el sonido de la banda y dotó a sus composiciones de una fuerza y determinación desconocida en los madrileños, perdiendo la timidez que pudieron tener en sus comienzos, mostrándose durante todo el álbum con una diversidad de registros deslumbrante. Un crecimiento que en ningún caso ha ido en detrimento de esos arreglos, ambientes y paisajes de luminosa melancolía que siempre han impregnado cada una de sus composiciones y que con tanto acierto y efectividad lograban transmitir.