"El bosque en llamas", el primer álbum de Pumuky para Jabalina, es un trabajo impresionante desde los primeros golpes de tambor, que le dan inicio y le va abriendo paso, lleno de maravillosos rincones (algunos de ellos secretos), cuya elaboración requirió de más tiempo y paciencia del inicialmente previsto, así como de la meticulosa dedicación de todos (muchos) los implicados en el proyecto de la banda entonces afincada en Barcelona y liderada por el tinerfeño Jaír Ramírez.
En su segundo álbum,Pumuky definitivamente abren (a propios y a extraños) las puertas de su personalísimo universo lírico y sonoro, que han ido construyendo poco a poco, desde su formación. Un territorio que tiene su marca, la impronta de melodías y atmósferas difíciles de asemejar a otros artistas y criaturas de su misma especie. No es tarea fácil describir la música de Pumuky, que se mueve, como cazador furtivo, huidizo, entre ambientaciones y sombras extrañas propias de Migala, agridulces melodías acústicas que nos podrían recordar a Lambchop o a un Patrick Wolf en su faceta más orgánica, violentas descargas eléctricas cercanas a los postulados fijados por Mogwai, o paisajes de una inquietante melancolía cercana a Eluvium. Diversas expresiones que, en cualquiera de los casos, nunca dejan de ser canciones Pop.
"El bosque en llamas" está compuesto por diez canciones, que muestran, como ningún otro de sus trabajos precedentes, la amplitud de registros que Pumuky es capaz de abarcar con su repertorio actual. Una obra que, en su título, de algún modo, encierra una alegoría que da sentido a la totalidad: el incendio es a la vez el final de todo lo que quema y el principio de todo lo que crece después... Tal vez por ello confluyan en su interior tormentosos estallidos de energía en canciones como "Tu marca", a los que le suceden remansos de paz y melancolía, véase "Si desaparezco" o "El Hombre Bosque en llamas". Guitarras indomables, emocionantes muros de teclados y bases rítmicas contundentes (con frecuencia, juegos a dos baterías): "Lobo estepario contra caballos desbocados" (tema incluido en versión "demo" en el recopilatorio "Juegos olímpicos") o "La Metamorfosis" que contrastan y conviven con delicados arreglos y melodías que alivian y dulcifican los rebrotes de tensión que, como escaleras de caracol, parecen no tener final. En "El bosque en llamas" no falta detalle, incluidos instrumentales como "El innombrable" o "El exilio de los invisibles", que dan respiro y oxigenan la obra en su conjunto.
Diez piezas que encajan a la perfección, en gran medida, gracias a la labor a los mandos técnicos de Arturo Vaquero, que hace que "El bosque en llamas" discurra y permita ser "leído" y escuchado de un tirón, como si de una novela de nuestro autor favorito se tratara. Porque no podemos obviar los emotivos textos, sencillos y descarnados a la vez, que vierten luz y nos ponen sobre la pista del instinto, las obsesiones y esperanzas de la criatura que le da vida. En este punto, como en la faceta instrumental, podemos distinguir temáticas separadas en dos hemisferios contrapuestos, pero de cuya existencia depende la esencia vital de Pumuky. Letras sobre las que pesa cierto desaliento, como, por ejemplo, la destacable "Los enamorados", por citar alguna de las no mencionadas ya, con las que el autor trata de relativizar, y enfrentarse, a sus propios miedos: el paso del tiempo, la posible caducidad de los sentimientos y de las relaciones, el "sinsentido" de mucho de lo que nos rodea, el FIN...
Otros textos se presentan más esperanzadores, incluso carnales, ante los bellos sentimientos, alegrías, deseos y pasiones propios de la condición humana en su esplendor, sin olvidar las encrucijadas emocionales que nos acompañan con frecuencia... entre las que sobresalen "Puzzle" o "El Eléctrico romance de Lev Termen y la Diva del Éter" (canción originalmente aparecida en su CD EP "Los exploradores perdidos", editado por Lejos discos), regrabada para la ocasión en las sesiones de estudio de "El bosque en llamas". Dos aspectos, como todo en Pumuky, a la vez confrontados, pero interrelacionados; antagónicos, pero compensados.
En "El bosque en llamas" Pumuky ha contado también con valiosas colaboraciones, como Marina Gómez Carruthers de Klaus & Kinski (voz y coros en "Si desaparezco"), Pepo Márquez (The Secret Society) con algunas de las guitarras más afiladas y agresivas del disco, y Abraham Boba, excepcional músico que le ha aportado gran calidez a las canciones, tocando acordeones, hammonds y profundos pianos. No podemos dejar de destacar el trabajo del ilustrador Xavier Jalón López, que supo recoger a la perfección, en las amplias, y ricas en detalle, ilustraciones que acompañan al disco, toda esta amalgama de sensaciones y emociones. Sus dibujos, de algún modo, son la recreación física del mundo interior que se esconde en Pumuky. De esas canciones que, poco a poco, van haciendo mella en nuestros corazones, activando nuestros sentimientos. Unos y otros forman ya parte del bosque de Pumuky, que después del incendio volverá a regenerarse...
Durante la grabación de "El bosque en llamas" la formación de Pumuky estaba integrada, además de Jaír Ramirez, por su hermano Noé, David Giménez, Tomás García, Nacho Yoldi, Vicente Rosati y Edu Martínez.
Tracklist
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01. El innombrable
02. Si desaparezco
03. Tu marca
04. El eléctrico romance de Lev Termen y la Diva del Éter
05. Los enamorados
06. El exilio de los invisibles (Long. 10º 10' Lat. 29º 30')
07. Lobo estepario contra caballos desbocados
08. El Hombre Bosque en llamas
09. Puzzle
10. La metamorfosis