"Láser" es el single digital de adelanto del nuevo álbum de PARADE, el octavo pasajero de su discografía, que llevará por título “Demasiado humano” y que verá la luz el próximo 12 de febrero.
“Láser” explota la vena melódica e italiana que desde hace mucho venera PARADE, esta vez inspirándose en aquellos que explotaron desvergonzadamente la música disco llenándola de melodías que no podíamos dejar de cantar: Righeira, La Bionda o los Matia Bazar de 1983. Delicias que cabalgan entre lo sonrojante y lo sublime. “Láser” comienza atmosférica, con teclados ominosos y sonidos de cristal roto, para después explotar en un irresistible estribillo repleto de guitarras y vocoder. Nos habla de la urgencia de entrar en aquellos sitios donde no te dejan, del orgullo de saber que haces algo que nadie puede hacer, de redimirse a través del baile. En fin, de todo aquello que nos cantaban los Llopis en “La puerta Verde” en aquel lejano 1960.
Es asombrosa la capacidad para sorprender de PARADE, de reinventar estilos y de imaginar historias que nutren y dan vida a sus increíbles composiciones POP, porque eso sí que no ha variado desde su primer disco. En “Demasiado humano” lo vuelve a lograr de un modo si cabe más retorcido e intrincado, “Láser” es tan sólo un botón de muestra, porque es un disco que trata de la imperfección de las máquinas, del corazón y del alma de los sintetizadores, pero también del error humano, de cómo una interpretación puede contener una equivocación que paradójicamente la hace mucho mejor, más cercana y empática que la perfección.
Y es que “Demasiado humano”, al igual que la canción que le sirve de presentación, suena a una época en la que los sintetizadores no se programaban con ordenadores, sino que se tocaban directamente. Así es como se ha hecho este nuevo trabajo de PARADE, con capas de sintes polifónicos para crear ritmos y atmósferas que guardan letras sobre inteligencias artificiales, motoristas fantasmas y pandilleros de finales de los setenta, e historias increíbles que, una vez más, volverán a sorprender hasta al fan más acérrimo de su autor, Antonio Galvañ.